La carne de cordero es parte de nuestra tradición gastronómica, pero también es uno de esos productos rodeados de ideas que no siempre se ajustan a la realidad. ¿Engorda? ¿Es difícil de cocinar? ¿Solo se come en Navidad? Hoy desmontamos 5 mitos sobre la carne de cordero que es momento de dejar atrás.
1. “La carne de cordero es demasiado grasa”
Falso. No toda la carne de cordero es igual. Existen distintos tipos según la edad del animal (lechal, recental, pascual) y cortes más o menos magros, como la pierna, la paletilla o el lomo. Además, gran parte de la grasa es externa y se puede retirar fácilmente antes o después de la cocción. Elegir el corte adecuado y cocinarlo sin excesos de grasa es clave para una preparación equilibrada.
2. “Es una carne pesada y difícil de digerir”
No tiene por qué. La carne de cordero, especialmente la del lechal o recental, es tierna, suave y fácil de digerir, siempre que se cocine bien y en cantidades adecuadas. Preparaciones al horno, a la plancha o en guisos suaves pueden resultar incluso más digestivas que otros platos con carnes más procesadas.
3. “Solo se come en ocasiones especiales”
Este mito ha limitado mucho su consumo. Aunque es cierto que en muchas casas la carne de cordero se asocia a celebraciones o fechas señaladas, cada vez son más los formatos y recetas pensados para el día a día. Desde bocadillos hasta salteados o tacos, hay muchas formas de disfrutarla sin necesidad de esperar a una fiesta.
4. “No es una carne saludable”
Otro error frecuente. La carne de cordero es una fuente natural de proteínas de alta calidad, contiene hierro hemo fácilmente absorbible, vitamina B12 y otros nutrientes esenciales. Como cualquier alimento, lo importante es la variedad y el equilibrio. El cordero es considerado uno de los alimentos más característicos de las dietas saludables, en particular de la dieta mediterránea.
5. “Es poco sostenible”
Todo lo contrario. Gran parte de la carne de cordero producida en Europa procede de sistemas extensivos y de ganadería ligada al pastoreo. Estos modelos ayudan a prevenir incendios forestales, mantienen los paisajes abiertos, fomentan la biodiversidad y contribuyen a fijar población en las zonas rurales. Elegir carne de cordero local y de origen europeo es apostar por un modelo de producción con impacto positivo.
¿Es sana la carne de cordero? Sí. ¿Tiene sitio más allá de las comidas familiares? También. Desmontar estos mitos no solo nos permite disfrutar más de este producto, sino también valorar todo lo que representa: cultura, sostenibilidad y sabor.