Los consumidores y las consumidoras son cada vez más conscientes sobre el impacto que tiene en el planeta la elección de los alimentos que consumen. Ya no se preocupan únicamente por los aspectos nutritivos de estos; sino también el impacto que su producción, distribución y comercialización tienen en la sociedad. ¡Apuestan por una alimentación saludable y sostenible!
Según una encuesta realizada por Encuesta Sobre Hábitos de Compra y Consumo 2021 de la Mesa de Participación Asociaciones de Consumidores (MPAC): “un 93% de los españoles es consciente de que sus hábitos alimentarios tienen un mayor o menor impacto ambiental según sean estos más o menos respetuosos con el medio ambiente; a un 88% le preocupa la sostenibilidad y al 86% le gustaría contar con un etiquetado donde viera si el producto lo es realmente.”
Sostenibilidad alimentaria y alimentos sostenibles
La sostenibilidad alimentaria se refiere a la necesidad de satisfacer la demanda del mercado en cuanto la producción alimentos (carne, pescado, fruta, bebidas, etc.); sin que ello conlleve poner en riesgo las necesidades del futuro, y garantizando el equilibrio entre la economía, el bienestar social y el medio ambiente.
Por tanto, los alimentos sostenibles son aquellos que son saludables para los consumidores y contribuyen a la mejora sostenible de los sistemas ambientales, económicos y sociales de los cuales forman parte.
¿Qué hace que un alimento sea sostenible?
No todos los alimentos de una categoría de producto son sostenibles. Por ejemplo, podemos encontrar carne sostenible y carne que no lo sea.
Estos son algunos aspectos que hacen que un alimento pueda considerarse “sostenible”.
- Son alimentos que se cultivan y procesan en condiciones medioambientales óptimas.
- No utilizan productos de origen químico en las fases de su producción y comercialización.
- Son respetuosos y/o favorecen el medio ambiente.
- No emplean aditivos perjudiciales para la salud.
- Apuestan por el bienestar animal.
- Minimizan su huella de carbono.
- En su producción se apuesta por el desperdicio 0.
- Son productos de proximidad y de temporada.
- Contribuyen a la economía y el tejido empresarial local.
- Mantienen el patrimonio cultural y social.
- Suelen basarse en el modelo de “economía circular”.
- Hacen un uso eficiente de los recursos naturales como, por ejemplo, el agua.
¿Cuáles son los alimentos sostenibles más habituales?
A continuación, vamos a mencionar algunos alimentos que, si cumplen ciertos aspectos que hemos visto en el epígrafe anterior, podemos considerarlos como alimentos sostenibles. Son los siguientes:
Las legumbres
Las legumbres son un alimento que es posible cultivar de forma sostenible. Son un alimento que emiten muy poco carbono. En concreto, las lentejas es uno de los alimentos habituales de la cesta de la compra que menos impacto medioambiental tienen.
Además, se considera que es sostenible porque necesita muy poca agua para cultivarse y de él se aprovecha todo, no solo el grano. Las vainas se utilizan como forraje para los animales.
¿A que ahora te está apeteciendo preparar unas lentejas estofadas con churrasquitos de cordero?
La carne de cordero.
La carne de cordero, lechal o cabrito es un alimento saludable, sabroso y, además, sostenible.
Detrás de unas sabrosas chuletillas, un tierno filete o una deliciosa hamburguesa; se encuentra una carne natural que garantiza la máxima calidad a través de la conservación del bienestar animal y de una alimentación a base de pastos y cereales. Esto es, además, garantía, de la sostenibilidad del medio ambiente y del medio rural en el que se asienta.
Al tratarse de un alimento criado en pastoreo, aporta importantes beneficios para el medio ambiente, contribuyendo a frenar el cambio climático y previniendo los incendios forestales.
Las verduras y las verduras.
Otros de los alimentos que podemos considerar sostenibles son las verduras y las verduras, en concreto, las de temporada y de KM0 o de proximidad. ¿Por qué? Porque se reduce el desperdicio alimentario, contribuye a fortalecer la economía local y mejora el medioambiente.
Los huevos.
Los huevos también son un alimento sostenible, pero no todos. Los sostenibles son los procedentes de gallinas ecológicas o camperas. Podemos identificarlos mirando el primer dígito del marcado. El 0 corresponde a los huevos ecológicos y el 1 a los de gallinas camperas.
Los principales parámetros en cuanto sostenibilidad que diferencia unos sistemas de producción de otros son: la cantidad de residuos generados, la huella de carbono que producen, la alimentación empleada y su contribución al tejido económico y social.
Pescados y mariscos.
El pescado – y también el marisco – es un producto que también puede apostar por la sostenibilidad. Para saber si es así, conviene conocer cuál es su origen, cómo se produce, dónde se pesca, cómo se captura y se conserva.
Además, al igual que la fruta y la verdura, es conveniente consumir pescado de temporada. Por ejemplo, marzo es el mes del atún rojo, de las anchoas o de la dorada.
Un ejemplo de pescado sostenible es el procedente de la acuicultura. Los peces de acuicultura hacen un menor gasto energético y no consumen agua en su alimentación.
Pero no son los únicos. También podemos encontrar leche o productos lácteos sostenibles, bebidas, embutidos, dulces, panes…
¡Cuéntanos! Como consumidor o consumidora, ¿tienes en cuenta que los alimentos que compras sean sostenibles?